La
lectura y producción de poesía, correspondiente al área de Literatura
y presente en todos los niveles de escolaridad, se aborda cada vez con
mayor nivel de complejidad e incluye, en la educación Secundaria, la
posibilidad de integrarla al análisis particular de su producción en soporte
hipertextual.
La elección como tema para una propuesta sobre poesía hipertextual tiene dos razones:
La
complejidad del trabajo con la poesía reside en que algunas representaciones
asociadas a ella afirman que los adolescentes se han alejado de la
lectura y la escritura de poemas. Además, ciertos recursos del género exigen un
lector con habilidades particulares que hacen al discurso poético. Esas
habilidades conllevan un ejercicio de comprensión y crítica que la lectura en
soporte hipertextual puede potenciar.
En
general, la poesía se trabaja en la escuela con materiales impresos: libros de
poemas, manuales del área, fotocopias, etc. También, en los últimos años
y gracias a iniciativas de algunos programas que intentan incorporar las
TIC, se ha dado curso a la realización y distribución de videopoemas.
La elección como tema para una propuesta sobre poesía hipertextual tiene dos razones:
· La representación que tienen los
alumnos del discurso poético. Por un lado, creen que este se asocia solo
a la lectura y no con la propia escritura. O, para decirlo de otro modo,
los adolescentes se plantean más como lectores
pasivos que como productores
activos de este tipo de textos.
· La representación de la poesía con la
actividad del poeta, privada e individual. Se la ha despojado, en muchos
materiales didácticos que se acercan a la escuela, de otros valores que también
constituyen el género. Por ejemplo, la poesía íntimamente ligada a lo
sonoro, al acompañamiento musical y a la producción en espacios compartidos
(como los juglares en la Edad Media, como los recitales de poesía en la actualidad,
etc)
Una
secuencia de trabajo sobre el género debería poner en tensión estas dos
representaciones, la del adolescente que solo puede leer poesía creada por
otros y la de la poesía como producto de la creación individual.
Algunos
conceptos clave que sirven como andamiaje de esta propuesta: la cultura
participativa y el la escritura colaborativa en la red.
Acerca
de la cultura participativa, en el artículo Henry
Jenkins y la Cultura Participativa en ambientes escolares,
se narra el aporte del profesor del MIT al respecto:
”Según
Jenkins, en muchos casos, los adolescentes están activamente envueltos en lo
que llamó culturas participativas. Cabe señalar que una cultura participativa
es aquella que tiene bajos requerimientos de expresión artística y de
interacción ciudadana, un profundo sentido de compartir la creación individual
y algún tipo de tutoría informal mediante la cual los más experimentados pasan
sus conocimientos a los novicios (no habiendo aquí una distinción etárea, sino
de experiencia en el uso de las herramientas digitales) En una cultura
participativa sus miembros creen en la importancia de sus contribuciones y
sienten algún tipo de conexión social entre ellos pretendiendo, al menos, que
los otros se ocupen de ver lo que desean compartir”.
Las
formas que adoptan estas culturas participativas se dejan entrever en la
pertenencia a redes sociales, comunidades virtuales creadas en torno a un
interés en particular o foros temáticos, etc. Además, estas culturas
participativas “toman por asalto” creaciones existentes y le imprimen su sello,
su mirada propia y personal desde distintas formas de intervención (por
ejemplo, la modificación de canciones, los falsos subtitulados o falsos
trailers, los fanfic, etc.)
Estas
culturas incluyen también el trabajo colaborativo (informal u organizado a
partir de alguna aplicación) y la circulación del contenido producido gracias a
la creación de espacios como blogs, wikis, etc, o a la afiliación a redes de
sindicación de contenidos.
Esas
habilidades y competencias de los adolescentes adquiridas en contacto con la
cultura popular es la que se debe rescatar. Para cuestionar esa concepción
individual de la poesía y retomar el espacio de construcción comunitaria que
también esta ha tenido, debe valorarse, ahora, el empoderamiento de los
adolescentes en otro espacio que, además de comunitario, es virtual. Internet,
erigida en ese espacio común, es ahora la plaza medieval en la que las lenguas
se juntan y hacen circular textos poéticos. Otra cultura participativa, la
medieval, se reproduce en el espacio virtual.
Por
otro lado, y en torno a la representación de que la poesía solo “se lee” (a lo
sumo se copia y se regala) se debe potenciar la posibilidad de escribir
colaborativamente. Del documento Trabajos
colaborativos, rescatamos:
“Las
producciones textuales colaborativas involucran procesos de escritura donde
convergen varios autores con el objetivo de producir un único documento. Como
modalidad de trabajo se basa en la responsabilidad que comparten los
colaboradores con el fin de contribuirá incrementar y mejorar el conocimiento
de todos a partir de escuchar las opiniones de los otros, de buscar acuerdos e
instrumentar juntos las soluciones generadas por el grupo.
La
escritura colaborativa es una actividad multitarea (Barile y Durso, 2002) que
involucra distintos momentos o procesos que pueden darse de manera recursiva e
intercalada: un proceso de lluvia de ideas y otro de búsqueda de consensos.
Estos procesos le otorgan su rasgo definitorio a este tipo de escritura: la
escritura colaborativa es dependiente de la comunicación
y es esta dependencia la que sella la importancia de brindar los servicios más
adecuados para que puedan desarrollarse diferentes estilos de comunicación”.
De
las tecnologías que permiten este proceso, podemos destacar la de los
documentos compartidos, blogs u otros publicadores de formato
similar, y la de las redes sociales, porque entendemos que son estos
contextos socialmente significativos los que favorecen el proceso de
lectura y escritura de nuestros alumnos. Además, estos servicios web de
escritura, modifican el tiempo y el espacio que los adolescentes dedican a esa
práctica. No se circunscriben a lo realizado en el aula sino que se toma esto
como punto de inicio para continuar luego, detrás de las paredes de la escuela,
la producción.
Queda presentado el desafío a resolver. En una próxima entrega
trabajaremos con una respuesta posible que tome la forma de secuencia de
trabajo para hacer que los versos trasciendan el papel y se constituyan como
poesía hipertextual.