viernes, 19 de junio de 2015

Poesía hipertextual, el desafío (I)

La lectura y producción de poesía, correspondiente  al área de Literatura y  presente en todos los niveles de escolaridad, se aborda cada vez con mayor nivel de complejidad e incluye, en la educación Secundaria, la posibilidad de integrarla al análisis particular de su producción en soporte hipertextual.

La complejidad del trabajo con la poesía  reside en que algunas representaciones asociadas a ella afirman que  los adolescentes se han alejado de la lectura y la escritura de poemas. Además, ciertos recursos del género exigen un lector con habilidades particulares que hacen al discurso poético. Esas habilidades conllevan un ejercicio de comprensión y crítica que la lectura en soporte hipertextual puede potenciar.

En general, la poesía se trabaja en la escuela con materiales impresos: libros de poemas, manuales del área, fotocopias, etc.  También, en los últimos años y gracias a iniciativas de algunos programas que intentan  incorporar las TIC, se ha dado curso a la realización y distribución de videopoemas.





La elección como tema para una propuesta sobre poesía hipertextual tiene dos razones:

·         La representación que tienen los alumnos  del discurso poético. Por un lado, creen que este se asocia solo a la lectura y no con  la propia escritura. O, para decirlo de otro modo, los adolescentes se plantean más como lectores pasivos que como productores activos  de este tipo de textos.

·         La representación de la poesía con la actividad del poeta, privada e  individual. Se la ha despojado, en muchos materiales didácticos que se acercan a la escuela, de otros valores que también constituyen el género. Por ejemplo, la poesía íntimamente ligada a lo sonoro, al acompañamiento musical y a la producción en espacios compartidos (como los juglares en la Edad Media, como los recitales de poesía en la actualidad, etc)

Una  secuencia de trabajo sobre el género debería poner en tensión estas dos representaciones, la del adolescente que solo puede leer poesía creada por otros y la de la poesía como producto de la creación individual.

Algunos conceptos clave que sirven como andamiaje de esta propuesta: la cultura participativa y el la escritura colaborativa en la red.

Acerca de la cultura participativa, en el artículo Henry Jenkins y la Cultura Participativa en ambientes escolares, se narra el aporte del profesor del MIT al respecto:

”Según Jenkins, en muchos casos, los adolescentes están activamente envueltos en lo que llamó culturas participativas. Cabe señalar que una cultura participativa es aquella que tiene bajos requerimientos de expresión artística y de interacción ciudadana, un profundo sentido de compartir la creación individual y algún tipo de tutoría informal mediante la cual los más experimentados pasan sus conocimientos a los novicios (no habiendo aquí una distinción etárea, sino de experiencia en el uso de las herramientas digitales) En una cultura participativa sus miembros creen en la importancia de sus contribuciones y sienten algún tipo de conexión social entre ellos pretendiendo, al menos, que los otros se ocupen de ver lo que desean compartir”.

Las formas que adoptan estas culturas participativas se dejan entrever en la pertenencia a redes sociales, comunidades virtuales creadas en torno a un interés en particular o foros temáticos, etc. Además, estas culturas participativas “toman por asalto” creaciones existentes y le imprimen su sello, su mirada propia y personal desde distintas formas de intervención (por ejemplo, la modificación de canciones, los falsos subtitulados o falsos trailers, los fanfic, etc.)

Estas culturas incluyen también el trabajo colaborativo (informal u organizado a partir de alguna aplicación) y la circulación del contenido producido gracias a la creación de espacios como blogs, wikis, etc, o a la afiliación a redes de sindicación de contenidos.

Esas habilidades y competencias de los adolescentes adquiridas en contacto con la cultura popular es la que se debe rescatar. Para cuestionar esa concepción individual de la poesía y retomar el espacio de construcción comunitaria que también esta ha tenido, debe valorarse, ahora, el empoderamiento de los adolescentes en otro espacio que, además de comunitario, es virtual. Internet, erigida en ese espacio común, es ahora la plaza medieval en la que las lenguas se juntan y hacen circular textos poéticos. Otra cultura participativa, la medieval, se reproduce en el espacio virtual.

Por otro lado, y en torno a la representación de que la poesía solo “se lee” (a lo sumo se copia y se regala) se debe potenciar  la posibilidad de escribir colaborativamente. Del documento Trabajos colaborativos, rescatamos:

“Las producciones textuales colaborativas involucran procesos de escritura donde convergen varios autores con el objetivo de producir un único documento. Como modalidad de trabajo se basa en la responsabilidad que comparten los colaboradores con el fin de contribuirá incrementar y mejorar el conocimiento de todos a partir de escuchar las opiniones de los otros, de buscar acuerdos e instrumentar juntos las soluciones generadas por el grupo.

La escritura colaborativa es una actividad multitarea (Barile y Durso, 2002) que involucra distintos momentos o procesos que pueden darse de manera recursiva e intercalada: un proceso de lluvia de ideas y otro de búsqueda de consensos. Estos procesos le otorgan su rasgo definitorio a este tipo de escritura: la escritura colaborativa es dependiente de la comunicación y es esta dependencia la que sella la importancia de brindar los servicios más adecuados para que puedan desarrollarse diferentes estilos de comunicación”.

De las tecnologías que permiten este proceso, podemos destacar la de los documentos compartidos blogs u otros publicadores de formato similar, y la de las redes sociales,  porque entendemos que son estos contextos socialmente significativos los que favorecen  el proceso de lectura y escritura de nuestros alumnos. Además, estos servicios web de escritura, modifican el tiempo y el espacio que los adolescentes dedican a esa práctica. No se circunscriben a lo realizado en el aula sino que se toma esto como punto de inicio para continuar luego, detrás de las paredes de la escuela, la producción.

Queda presentado el  desafío a resolver. En una próxima entrega trabajaremos con una respuesta posible que tome la forma de secuencia de trabajo para hacer que los versos trasciendan el papel y se constituyan como poesía hipertextual.