Se acerca el Día de la Bandera y, como sucede frente
a cada acto escolar, se renueva la pregunta: ¿Cómo hacer para que los actos
escolares, la participación de ese rito de las efemérides, se transforme en un
verdadero espacio de aprendizaje para docentes y alumnos? A modo de respuesta, presentamos
una propuesta que suma a la memoria histórica, la creatividad y el análisis
crítico.Y lo haremos incluyendo como protagonista principal a la imagen fotográfica y a las representaciones que ella condensa.
Entendemos que nuestros alumnos están
atravesados por una cultura de la imagen en la que no sólo pueden comportarse
como analistas críticos de los textos mediáticos
sino también como productores de esos textos:
Eso implica
pensar a los chicos como productores culturales por derecho propio
(Buckingham,D. 2002:225) lo que tendrá consecuencias tanto en cómo encaren su
propio proceso de aprendizaje y su capacidad de proyectarse hacia el futuro,
como en ocupar un lugar distinto como sujetos políticos con igualdad de
derechos.[1]
Desde ese lugar distinto, el de productores,
queremos reseñar un modo de festejar el Día de la Bandera: la realización de un
concurso fotográfico. La fotografía, en tanto producto de una práctica social y
cultural concreta, producida hoy por los adolescentes casi como marca de
identidad, se torna un elemento de
representación sumamente democratizador:
Todos somos
fotógrafos, productores irreflexivos e irresponsables de imágenes destinadas a
circular en un nuevo espacio público y, en apariencia, democrático: la web 2.0.
La democratización (léase socialización) de la tecnología fotográfica, la
comercialización de cámaras digitales y dispositivos informáticos de fácil
manejo, ha puesto al alcance de cualquier usuario los elementos técnicos
necesarios para producir, manipular y difundir imágenes a través de Internet.[2]
Una fotografía, además, está inscripta en un marco social particular
y devela una serie de saberes que excede el espacio de la imagen misma. Una
fotografía habla de la cultura del autor, de las representaciones sociales que
lo atraviesan y desde las que construye su propia identidad. Una fotografía
habla de los estereotipos sociales en relación a determinadas temáticas, de
cristalizaciones a fuerza de repetición, de técnicas y de emociones que se activan
en su producción. En palabras de Dussel,
“la
cultura de la imagen aporta mucho a la cultura, las identidades y el
conocimiento de este tiempo, porque provee géneros, modos, texturas , espesor y
hasta sonidos, a la imaginación que tenemos de la sociedad y la naturaleza”.[3]
Banderas en
tu corazón
fue un proyecto realizado en el Colegio Madre del Buen Consejo. Consistió en la
organización de un concurso fotográfico que incluyó dos formas de
participación: individual y grupal (los integrantes del grupo debían pertenecer
al mismo curso). El objetivo a fotografiar debía responder a la pregunta “¿Dónde
veo mi Bandera?”. Era una invitación a explorar distintos ámbitos (naturales,
artificiales, callejeros, artísticos, metafóricos, etc.) La invitación fue,
también , a la utilización de distintos dispositivos para capturar las
imágenes: entonces fueron las cámaras fotográficas, los celulares, las Tablet las
que se sumaron a la escena. Un grupo en Facebook funcionó
como reservorio de las producciones. Un video realizado por los docentes sirvió
como invitación para el concurso.
El espíritu del proyecto se basó no solo en recuperar un símbolo patrio, sino que, además, intentó poner en el centro una mirada prospectiva acerca del significado de la Bandera Nacional. Y es en esta intención en donde el papel de la fotografía se vuelve no sólo mecanismo de representación sino, también, de deseo. Las fotos presentadas en el Concurso pasaron a formar parte de lo que el antropólogo Appadurai llama un “archivo de la cultura”:
Este antropólogo señala que el archivo es, antes que una recopilación memorialista, el producto de la anticipación de la memoria colectiva, y en ese sentido hay que pensarlo más como aspiración que como recolección (Appadurai, 2003). En efecto, los archivos contribuyen a una ampliación de la capacidad de desear de los sujetos, al proveer materiales e imágenes con las que identificarnos. En esa dirección, Appadurai cree que la disposición técnica del registro ampliará enormemente las “capacidades de desear” de esos sujetos globalizados. Este aspecto de la “aspiración” es algo sobre lo que también vale la pena reflexionar en términos de la relación con la cultura visual contemporánea. En el ambiente educativo, se suele hacer énfasis en las amenazas y peligros a la privacidad y la seguridad que encierra Internet, pero se piensa menos sobre la ampliación de esta “capacidad de desear” ya no en los términos que les preocupaban a algunos pedagogos conservadores como Víctor Mercante, que decía, a principios del siglo xx, que el cine solo enseñaba a los adolescentes a “gozar, gozar y gozar” (cf. Dussel, 2006), sino en relación con aspirar a otros modelos de vida, a otras experiencias de conocimiento, a otros desafíos vitales.[4]
El contenido condensado en una fotografía se
presentó, entonces, como desafío vital, como modelo de vida, como base de una
sociedad en la que los valores de un símbolo se visibilizan y se hacen
realidad.
La experiencia se cerró con un acto escolar que
funcionó como ceremonia de premiación, un video de cierre con algunas de las
imágenes presentadas y el recuerdo de Manuel Belgrano, un
creativo revolucionario como lo llamara el Papa Francisco. Un prócer
que imaginó en celeste y blanco los destinos de la Patria fue
homenajeado, en celeste y blanco, por quienes tienen hoy la tarea de
construirla.
Las fotografías exigen, de la escuela, una
respuesta ética a las demandas de las miradas de los adolescentes. Educar en la
mirada es asumir un compromiso, una responsabilidad con el hacer que trascienda
la emoción o la indignación producida por una imagen. Educar en la mirada es,
entonces, educar en el deseo, en la posibilidad de soñar y de construir un país
cada vez mejor.
Consultado en :http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD30/contenido/pdf/dussel.pdf.
P. 10 (Octubre, 2013)
[2] Albarrán, Juan Diego. Fotografía,
democracia y (sin)razón: la imagen ante el dolor del otro. Salamanca. Foro
de Educación. N° 11. 2009. Consultado en: http://www.forodeeducacion.com/numero11/010.pdf
(Octubre, 2013)
[3] Dussel, Inés; Quevedo, Luis Alberto. Educación y nuevas tecnologías: los desafíos pedagógicos ante el mundo
digital. Buenos Aires . Santillana.2010
[4] Dussel. Op.Cit.
Las fotografías que ilustran la nota fueron las ganadoras del concurso Banderas en tu corazón.
Las fotografías que ilustran la nota fueron las ganadoras del concurso Banderas en tu corazón.